sábado, 19 de septiembre de 2009

El umbral de respeto

No se si conocen la frase hecha: “Tu respeto acaba donde empieza el de el resto”. A mi me la inculcaron desde bien pequeña. Creo que refleja muy bien el comportamiento que, a rasgos generales, debiéramos tener ante la sociedad.
Pero, quizás queda un tanto utópico puesto en práctica, ¿no creen? Y es por lo difícil que es marcar ese umbral de respeto. Pasa igual con el ideal de felicidad que propuso Aristóteles, el famoso “aurea mediócritas” o “término medio”. Es tan complicado encontrar ese punto que se vuelve en sí algo metafórico.
En nuestra profesión, la de comunicar, la historia se complica aún más. Son tantos los factores que hacen presión ante el medio que, con dificultad y, sobre todo, con mucha prisa, se toman decisiones importantes. En el caso de la política, la libertad de expresión y el respeto juegan un papel muy relevante en el mundo de los medios de comunicación. Conocemos casos extremos por ambos lados: del respeto (con censura, como no) más absoluto al trato ridículo e irrespetuoso de altos cargos públicos de los periodistas.

En España hubo hace un año un caso que tuvo gran repercusión social y que abrió de nuevo este debate: la revista “El Jueves”, un magazín de actualidad que, a través de caricaturas y cómics trata las noticias con un tono jocoso y divertido, puso en portada el dibujo de los príncipes españoles haciendo el amor en una postura un tanto escandalosa. La noticia era la búsqueda de un hijo varón para la corona. Pero, la publicación no estuvo ni un día en los kioskos ya que la secuestraron. Hacía muchos años que no se secuestraba una publicación y esto creó gran debate social. ¿Es lícito dibujar a los príncipes en tales condiciones? ¿Se debe permitir el secuestro de una revista en un estado de derecho, democrático y libre?
Hoy en día, no tengo una posición firme ante este suceso. Personalmente, me sorprendió mucho la “censura” de la revista, pero, por otro lado y sin considerarme monárquica, tampoco veo lícito e responsable dicha portada. A veces, se nos va de las manos el tema de la libertad de expresión, se nos olvida que esta está al servicio de un periodismo de calidad y lo más cercano a la “objetividad”. De tal manera, muchos la toman como libertad para hacer publicaciones de todo tipo. En este caso el objetivo era claramente el impacto y, en consecuencia, la venta.
Cosas como esta demuestran la inmadurez y falta de responsabilidad de los medios que, nuevamente, demuestran que sus objetivos económicos están por encima de todo lo que es el respeto y la información libre, dañando la libertad de expresión y dando argumentos a los que no creen en ella.



Yo, sigo pensando que la libertad de expresión es fundamental para conseguir un periodismo real y lícito pero, por favor, “cuidadín” amigos periodistas.

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