martes, 18 de agosto de 2009

La mano negra

Contra más crecemos, más pequeño se hace el mundo o, por decirlo de otra manera, cada vez son menos las manos que controlan el poder internacional.



Hablamos, nuevamente, de globalización. Nosotros, estudiantes del “primer mundo” tenemos la gran fortuna de poder discutir y gozar de las ventajas de este fenómeno en apariencia imparable.



Cuando empecé a escuchar sobre la globalización, no entendía el porqué de esa connotación negativa que siempre le acompañaba. Empecé viendo a jóvenes “hippies” manifestándose en contra de un término que en principio me parecía muy “Peace and Love”. Y menos entendía. ¿Por qué un fenómeno de comunicación flujo internacional era asumido de esta forma por la sociedad? ¿Qué de malo tiene la disolución de fronteras? Había una pieza que me falla.



Y, efectivamente, algo fallaba. Hoy, entiendo que el sistema en el que vivimos no entiende de más que de dinero y poder. Hoy, afirmo y reivindico, como aquellos “hippies” que veía por el telenoticias que, esta globalización esta haciendo más mal que bien. Y sobre todo, hoy, lamentablemente sé que la comunicación social está en grave peligro de extinción a causa de esta fraudulenta estructura global.



Y de este tema estuvimos discutiendo el jueves pasado en clase. ¿Cómo pretendemos hablar de periodismo veraz y fidedigno cuando podemos contar con los dedos de las manos las empresas que mueven la información internacional? ¿Qué tipo de información nos ofrecen estas empresas de comunicación las cuales, como todo negocio, tienen como principal objetivo el beneficio económico? Asimismo, ¿Dónde quedan los paradigmas del periodismo veraz? Y, aún más ¿Cómo interpretamos en este contexto el derecho a estar informados?



Un ejemplo de este crimen al derecho a la información es el caso de Italia. Su jefe de gobierno, Berlusconi, es el dueño de la mayor parte de los medios de comunicación del país (entre otros negocios de gran éxito). Un hombre controla (en una forma democrática de poder) el poder, la economía y la comunicación del Estado. Creo que este ejemplo pone en gran relieve hasta dónde puede llegar este sistema.



Personalmente, creo que el futuro es dificil de definir. Por el momento, las bases del sistema capitalista se están viendo requebrajadas por la abaricia y la codicia de estas pocas manos que empiezan a pelearse entre ellas.



De tal modo me quedo con esta visión transformacionista del globalismo actual. Intento aguardar “lo bueno” que, aún dañado, queda en aquella cabeza inocente que no entendía a los manifestantes de la tele. Me quedo con la idea positiva del cambio, de la disolución de fronteras, de las nuevas vías de comunicación y de poder llegar a a una globalización donde recuperemos la cordura y, nosotros (los futuros periodistas) volvamos a tomar como “carta magna” la responsabilidad social de nuestras acciones.




Me dirési utópica, sí. Pero, como dijo Guevara: “Seamos realistas, soñemos lo imposible

No hay comentarios:

Publicar un comentario